TALLER DE MOTIVACIÓN EN EL USO DE LA BIBLIOTECA DE CIUDAD DE LOS NIÑOS IMPARTIDO POR LA UNIVERSIDAD DE COSTA RICA

10.11.2012 00:00

En el marco de la fructífera colaboración de la Universidad de Costa Rica con el Proyecto Literario Ciudad de los Niños –iniciada en 2010 desde la Facultad de Bibliotecología a través del programa “Trabajo Comunal Universitario” de la Vicerrectoría de Acción Social-, tuvimos ocasión de recibir un hermoso taller de motivación de la lectura y del trabajo voluntario en la Biblioteca central de Ciudad de los Niños el pasado 10 de noviembre de 2012.

Se trata del primero de una serie de talleres que, a modo de extensión del Trabajo Comunal Universitario dedicado al Proyecto Literario Ciudad de los Niños, se llevarán a cabo un sábado al mes en la Biblioteca de Ciudad de los Niños durante el curso lectivo de 2013; esta excelente noticia de continuidad del vínculo de la Universidad de Costa Rica con Ciudad de los Niños supone una gran alegría por la confianza otorgada al Proyecto Literario, por lo que desde este espacio manifestamos públicamente nuestro más sincero agradecimiento a las profesoras Zulay Calvo y Lorena Chaves y, naturalmente, a la Universidad de Costa Rica.

La actividad estuvo organizada por las mencionadas profesoras de la Facultad de Bibliotecología Zulay Calvo –quien apoyó desde el principio el Proyecto Literario CDN enviando a 8 estudiantes universitarios cuyo Trabajo Comunal Universitario tuve el privilegio de coordinar durante el período 2010-2012 (300 horas de dedicación por estudiante, límite superado con creces por la generosidad de cada uno de ellos)- y Lorena Chaves, así como por los estudiantes Jennifer Ferreto, Kimberly Mora, Karen Jiménez y Daniel Torres del Bachillerato en Bibliotecología con énfasis en Bibliotecas Educativas y de la Licenciatura en Bibliotecología y Ciencias de la Información.

De izquierda a derecha, la profesora Lorena Chaves junto a los estudiantes universitarios de Bibliotecología Daniel Torres, Karen Jiménez Jennifer Ferreto y Kimberly Mora.

El propósito de la actividad era concienciar sobre el papel preponderante de las bibliotecas en la mejora de las comunidades donde se hallan presentes como germen de cambio personal y colectivo, así como en la valiosísima labor llevada a cabo por los bibliotecarios. A tal fin, acudieron, lógicamente, los estudiantes de Ciudad de los Niños que ejercen como eficientes bibliotecarios en la Biblioteca central, así como otros compañeros interesados en el tema (la mayoría lectores voraces y muchos de ellos excelentes escritores). Los asistentes, de menor a mayor grado de colegio, fueron los siguientes: Johan Zúñiga (7º), Jafet Rivera (7º), Jason Rivas (8º), Logan Martínez (8º), Cristian Gamboa (10º), Jimmy Marín (11º), Fabricio Solís (11º), Gonzalo González (11º), Juan José Johnson (11º), Bryan Juárez (11º), Jimmy Corella (11º) y Andrés Corella (11º). Las doñas (formadoras humanas que conviven con los muchachos) estuvieron muy bien representadas por Eugenia, del albergue Santa Rita, quien expuso su testimonio del amplio uso de las 18 minibibliotecas –distribuidas en 14 albergues y 4 residencias- por parte de los casi 400 estudiantes de la institución.

Ponentes con Eugenia, formadora humana del albergue Santa Rita (tercera desde la izquierda).

Estudiantes de Ciudad de los Niños participantes en el taller.

Puesta en escena del taller de motivación a la lectura por parte de Karen Jiménez.

Los estudiantes de la Facultad de Bibliotecología dieron la bienvenida a sus homónimos de Ciudad de los Niños presentándose y explicando su elección por la carrera universitaria de Bibliotecología, muy a menudo estereotipada como clasificación de documentos bibliográficos y cuyas variadas y atractivas aplicaciones –entre otras, dinamización de bibliotecas como espacios de intercambio de conocimientos y de acción social- son desconocidas por el gran público. Además, todos coincidieron en la cantidad de oportunidades profesionales debido a la creciente demanda de empresas y organizaciones (públicas y privadas y de todos los ramos) que requieren gestionar, sistematizar y optimizar sus bancos de datos. Como botón de muestra, todos ellos compatibilizan sus estudios con trabajos a medio tiempo e incluso a tiempo completo: Jennifer en el Instituto de Desarrollo Rural (Moravia), Kimberly en Colegio Técnico de Santa Lucía (Paraíso de Cartago), Karen en el Centro Cultural Norteamericano (Los Yoses de San José) y Daniel en el Área de Investigación de la Salud (Universidad de Costa Rica).

A modo de apertura, se proyectó el vídeo “Biblioburro (disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=tsHyN9zj8_o), una original y ejemplar iniciativa del colombiano Luis Soriano para llevar, a lomos de sus burros “Alfa” y “Beto” (juntos son “alfabeto”), libros y material de aprendizaje a las comunidades más remotas, alejadas de los centros urbanos y por lo tanto con mayor dificultad de acceso a la educación (una de las razones de admisión a Ciudad de los Niños). Los jóvenes de Ciudad de los Niños señalaron unánimemente la valentía y la trascendencia de esa “locura” de amor por los libros, convencidos de la repercusión de su gesto y de la potencialidad de la semilla sembrada en los corazones de tantos niños privados de la posibilidad de contar con bibliotecas convencionales en sus aldeas.

A continuación, la estudiante de Bibliotecología Karen Jiménez escenificó el cuento “Amigo de Palo” de Concha López Narváez. Con grandes dotes dramáticas y representando a varios personajes a través de sutiles cambios de vestuario, Karen nos metió de lleno en la historia de Pedro, un niño de siete años que vive en el campo, lejos del colegio, y que goza de la naturaleza junto a su perro Bruno y la burra Catalina; su gran imaginación le hacer ver un amigo en el espantapájaros instalado en el huerto familiar –lo bautiza Pepón- a quien siente el deber de echar una mano, puesto que si no cumple correctamente su cometido de asustar a las aves será arrojado a la hoguera por su padre. Cuando los pájaros reparan en la condición inanimada de Pepón avisados por una pájara viajera, campan de nuevo a sus anchas devorando la cosecha. Pedro resuelve, entonces, ayudar a su nuevo amigo colocándose por detrás de su estructura de madera, agitando sus brazos y gritando como si estuviera muy enfadado. Finalmente, los intrusos se alejan y Pepón continúa presidiendo el huerto con renovados bríos.

El cuento elegido obviamente pertenece al ámbito infantil y los muchachos de Ciudad de los Niños, adolescentes y jóvenes de 13 a 21 años, se decantan por historias más acordes a su edad, pero sirvió como excelente demostración de las técnicas narrativas necesarias para dramatizar un relato sencillo con el fin de lograr el involucramiento del auditorio. Cada estudiante de Ciudad de los Niños tuvo la oportunidad de enriquecer el cuento aportando interesantes matices y compartiendo sus particulares visiones –referidas al contexto, alegorías, intertextos y conclusiones- de la puesta en escena. Incluso se ofrecieron pautas para narrar las historias escritas por ellos mismos –presentadas en diferentes convocatorias del Concurso Literario anual de Ciudad de los Niños (celebrado cada mes de abril en conmemoración del Día Internacional del Libro)- a sus compañeros de residencia y albergue.   

Por último, el taller se cerró con la proyección del maravilloso filme “Los fantásticos libros voladores del señor Morris Lessmore” –ganador del premio Óscar 2012 al Mejor Cortometraje de Animación– una historia entrañable que tuvimos ocasión de ver por primera vez en el marco del IV Festival Literario y Artístico CDN 2012 (concretamente el 25/04/12. Véanse los enlaces del “IV Festival Literario y Artístico CDN 2012” en https://proyectoliterario.ciudaddelosninoscr.org/principal/index.php?q=node/37 y del filme en cuestión en https://www.youtube.com/watch?v=bvidAlVUra4).

La dulzura exquisita de este cortometraje introduce magistralmente esas metáforas misteriosas que se repiten, de manera siempre inédita, con la lectura y la escritura: letras que vuelan porque, ya escritas, son autónomas; el contraste entre el mundo gris de la realidad desprovista de referentes y el de color que aportan los libros; el baile festivo, intelectual y emocional al alimón de tantos títulos que nutren y acompañan; la creación de un universo aparte que aglutina todas las experiencias y, lejos de aislar, dimensiona y enaltece las relaciones; el libro moribundo que vuelve a la vida cuando se lee y, en gratitud, simultáneamente infunde vida a quien lo lee, un símil genial de la retroalimentación contenida en el acto de leer y ser leído (fusión de juventud y vejez más allá de la edad cronológica); el componente social subyacente a la escritura y que paradójicamente se gesta en la soledad de la creación íntima; la mirada limpia y nueva de quien retiene la memoria de la pureza en nuestras primeras aproximaciones al mundo, la curiosidad y fascinación infinitas que, de niños, nos fueron tejiendo por dentro; cómo los lectores acceden al cromatismo vital a través de los libros, que andan y vuelan y nos hacen andar y volar (entre las hermosísimas imágenes, rescato la de la señora mayor que se marcha de la Biblioteca mágica con su amigo libro de la mano, cómo una y otro se sostienen mutuamente).

Las profesoras Zulay Calvo y Lorena Chaves concluyeron el acto destacando la función de las bibliotecas como espacios armónicos y de disfrute, capaces de unir a la comunidad e incluso de transformarla para bien. Además, ambas nos recordaron, rememorando a la gran poetisa Emily Dickinson, que la mejor manera de viajar –y abrir horizontes- es a través de un libro.

Estudiantes de Ciudad de los Niños asistentes al taller de la Universidad de Costa Rica.

Foto de grupo (ponentes y asistentes).

¡¡¡Muchísimas gracias, Zulay, Lorena, Jennifer, Kimberly, Karen y Daniel de la UCR por este taller tan instructivo, punto de partida de otros que desde ya esperamos con enorme ilusión!!!